EL SIMBOLO, LLAVE CAUSAL
Todo el sistema simbólico de las distintas mitologías y tradiciones espirituales es un recurso para lanzar la consciencia al plano causal y modificar sus estructuras. La tradición tibetana es rica en mandalas y otros símbolos, cuya funcionalidad es la de establecer a laconsciencia en el campoglobal de información (la iluminación), no solamente producir un cambio local dentro de la naturaleza de la Luz o de la manifestación. No obstante, estas transformaciones parciales también se promueven muchas veces, con el empleo de métodos específicos.
La totalidad de la magia es simplemente la sistematización de la ley de correspondencias o interacciones entre los distintos campos de información que existen. El Tantrismo es por tanto una psicología de la consciencia y una metodología mágica completa.
El Reiki puede entenderse perfectamente como una sección del Tantra, tratando de sanación desde esta perspectiva causal. La meditación, como uso y expansión de la consciencia, es la terapia kármica esencial, ya que libera de los patrones inconscientes de información que dominan a la persona.
Dentro del Budismo Vajrayana existen muchas meditaciones que operan en la Luz de la realidad, la estructura supersutil (u orden implícito) de toda manifestación, la consciencia misma. En ellas se invocan los arquetipos esenciales del espíritu iluminado o absoluto, que no son sino centros alternativos de experiencia de la totalidad, y como tales centros, proponedores de distintas formulaciones del cosmos, siempre sanas y coherentes porque comportan la vasta extensión del todo desde ese nodo central.
Todo en el camino del Buda es una llamada a la totalidad para armonizar la experiencia del ser. El mismo pensamiento altruista de trabajar por el bienestar de todos los seres, la boddhichitta, organiza la realidad de uno mismo hacia la coherencia con la realidad unitaria o no dual.
Las prácticas del Buda de la Medicina, de Tara o de Dorje Sempa, son algunos ejemplos de métodos de realización en el plano causal o kármico de la persona. La purificación del karma es consistente con la liberación de la Luz o la apertura de la consciencia. La naturaleza original o potencial del ser es la vida en la Luz sin condicionamientos. El reconocimiento de la Luz o la consciencia misma significa disponer de su motilidad o dinamismo, la libertad, en lugar de estar sometidos a sus creaciones o productos inconscientes.
REQUISITOS DE SANACION KARMICA DEL PRACTICANTE
El Reiki es un sistema de sanación causal en la medida en que permite alinear o armonizar el cuerpo suprasutil o informático de la persona, la estructura de sus karmas, con los campos superiores de información espiritual de la mente iluminada. Los símbolos Reiki tienen esa misión, producir la transformación de las estructuras kármicas individuales que a su vez repercutirán en los estados emocionales, mentales, energéticos y físicos de la persona. Para que ello pueda llevarse a cabo con éxito, el sanador Reiki deberá él mismo acoplarse conscientemente a los campos de Luz que canaliza para el receptor. Esta es la misión de las ordenaciones o iniciaciones, facilitar la conexión del sanador, de manera estable, con amplios campos de claridad espiritual.
Esto no se consigue sin un trabajo de maduración y estabilización, subsiguiente a la recepción de las ordenaciones, que son el principio de esa conexión o su poderosa semilla. El sanador Reiki está llamado, él mismo, a un profundo proceso de purificación y sanación causal para llegar a merecer perfectamente la acreditación que ha obtenido al inicio de su formación, como servidor, portador o heredero de un verdadero linaje espiritual.
EL TODO EN CADA SER CONSCIENTE
Cuando pensamos "Yo Soy" estamos llamando a nuestra propia corriente de vida individual, al principio espiritual o luz de la consciencia que posee el potencial del pleno despertar. Se le llama también naturaleza de Buda o esencia.
La naturaleza última de esa corriente individual no es ni el yo creado por el pensamiento -que es una etiqueta puesta sobre un compuesto cambiante de fenómenos (el cuerpo, las emociones, el intelecto...), ni es tampoco un conjunto de apariencias. Su naturaleza es propiamente la de lo absoluto mismo en sus tres aspectos: (1) el espacio ilimitado de la realidad, algo que no se puede categorizar para nada y que los budistas llaman vacuidad, el Dharmakaya o cuerpo de la verdad; (2) la luminiscencia del ser consciente que es inherente a esa espaciosidad, el cuerpo de deleite o Sambogakaya; y (3) la manifestación incesante y libre de esa consciencia que no tiene perímetro, el cuerpo de aparición o Nirmanakaya. Los tres aspectos de la realidad y del ser son inseparables, y se refieren a la comprensión última de las cosas.
El Yo Soy es la traducción al lenguaje verbal de ese principio único, o no dual, de la consciencia cósmica, cuando se encuentra o localiza en una corriente de vida individual. Es pues una llamada a la fuente de su manifestación, un reconocimiento del alineamiento indiviso entre lo relativo y lo absoluto, el espacio sin forma y la apariencia nombrable.
Yo Soy es la esencia de Buda, expresada y actualizada por la actividad de cuerpo, palabra y mente individuales del ser consciente, cuya naturaleza es los tres kayas o aspectos de larealización. El Yo Soy es la práctica que trae la actualización de esos tres cuerpos búdicos al yogui, como transformación de sus tres puertas kármicas o causales: físico, energético-vital, psíquico.
EL YO ES LA PALANCA DE TODA EXPERIENCIA
El concepto "yo" es la raíz del pensamiento, el programa fundamental, origen de la dualidad, sobre cuya declaración se edifica todo el universo fenoménico, toda manifestación. El pequeño yo, o yo conceptual, no deja de ser la fragmentación del Yo Soy absoluto e indiferenciado, la gran consciencia, la Luz del campo global del universo.
Por tanto el yo es como una puerta batiente entre lo relativo y lo absoluto, según se libere de limitaciones conceptuales o se mantenga en ellas. En el ámbito del condicionamiento, de lo relativo, el yo -con sus predicados y afirmaciones o negaciones- configura la realidad que es infinita en su potencial de manifestaciones. Entonces tenemos dos facetas en las que trabajar, por un lado meditar, descansar en el ser sin predicados, mantener una presencia atenta sin conceptos, el verdadero Yo Soy, lo que nos permitirá volver al absoluto mismo, a lo inefable, el poder original e inconcebible de la verdad última, la vacuidad; y por otro lado canalizar positivamente la actividad del yo relativo por medio de darle forma conscientemente, es decir, dirigir la creación de nuestra consciencia-Luz al no identificarnos con sus producciones sino con la misma fuente, y así ordenar/organizar su flujo.
USAR LAS AFIRMACIONES "YO SOY"
En este sentido, la actividad de afirmaciones Yo Soy es la práctica del reconocimiento de nuestra identidad espiritual absoluta, y la toma de responsabilidad de nuestro poder creador, residente en nuestra consciencia. La práctica de Yo Soy es un Yoga y una forma del Dharma.
En Reiki podemos aprender a usar la fuerza de la afirmación del Yo Soy como un complemento del tratamiento, especialmente al inicio y al fin de la sesión, cuando generamos la motivación adecuada y cuando consagramos el beneficio de la práctica a una finalidad positiva.
Por ejemplo
"En la Luz de la poderosa conciencia que Yo Soy, la armonía del campo universal de realidad se vierte sobre este ser para su perfecta sanación y realización. Que esta sesión de Reiki sea causa para la iluminación de todos los seres en su verdadera naturaleza"; y al terminar, "Por el poder de la Luz infinita que Yo Soy, que todos los seres sean liberados de la ignorancia espiritual, que la prosperidad y el mérito aumenten incesantemente. Que este ser encuentre rápidamente la paz, la Luz, la alegría y las circunstancias más auspiciosas, así como su pronta realización espiritual".